8 de noviembre de 2012

Gran bandeja del Tesoro de Mildenhall







Título
Gran Plato del Tesoro de Mildenhall
Género/Asunto
Mascarón de  Océano,  thíasos marino y thíasos báquico
Atributos iconográficos
Barba formada por plantas acuáticas; delfines que brotan de su faz
Autor
Anónimo
Escuela
Britannia
Período-Cronología
S. IV d.C.
Soporte y técnica
Plata sobredorada y repujada
Dimensiones
60,5 cms. de diámetro
Localización (Institución, Colección)
Londres, Museo Británico
ICONCLASS
91B112

Fuentes:


Hesíodo, Teogonía, 133 y ss. y 337 y ss.; Ilíada, XIV, 210, 246, 302; XXIII, 205; Odisea, XI, 13, 693 y XII, 1; Himno a Demeter, 418 y ss., Píndaro, V, 2 y Pítica, IX,.14. Esquilo, Prometeo encadenado, 136 y ss., 793 y ss., Apolodoro, Biblioteca, I, 1,3 y 2,2, Apolonio de Rodas, Argonaútica, II, 1235, Diodoro Sículo, V, 66, Himnos órficos 22 y 83.

Descripción:


La decoración de este plato de lujo muestra, en tres registros concéntricos,  escenas mitológicas relacionadas con la fertilidad.  En el borde exterior se representa una escena terrestre donde un cortejo de ménades y sátiros ejecutan danzas orgiásticas al son de la música de siringas, krotala, tympanon y auloi  en honor de su dios.  Baco, estante con el tirso y acompañado por una pantera, recibe la vinosa ofrenda de un sileno.  El registro central está ocupado por un cortejo marino donde cuatro nereidas cabalgan sobre fantásticos seres de extremidad ictioforme (ciervo marino, hipocampo, tritón y Kethos), precedidas por un joven tritón.   Y en el umbo central del recipiente, se dispone una carátula o mascarón de Océano.

Dicho mascarón es un modelo característico de las interpretaciones del titán realizadas  por los artesanos de las provincias septentrionales del Imperio durante los siglos III  y IV d. C.,   un prototipo en el que prima la esquematización[1], concebido frontalmente.  Es una imagen simple, realizada, sin embargo, con gran cuidado y perfección técnica, especialmente notable en el detallismo del cabello y otros pormenores.  Océano tiene la mirada fija y una cabellera cuyas caprichosas ondulaciones sugieren el movimiento del mar, del que  emergen cuatro cabezas de delfines.   El enorme tamaño de este rostro oceánico sugiere la inmensidad del abismo marino, verdadero  origen del Cosmos, símbolo apotropaico que  alude a la riqueza y fertilidad del mar.

Observaciones:

El Tesoro de Mildenhall es un gran depósito de 34 objetos romanos de plata, encontrado en el área de Mildenhall del condado inglés de Suffolk. Fue descubierto en  1942 de enero por el arador Gordon Butcher que lo quitó de la tierra con la ayuda de Sydney Ford. En 1946,  el descubrimiento se hizo público y el tesoro  fue adquirido por el Museo Británico.
 
Bibliografía:

K.S. Painter, The Mildenhall Treasure-1 (London, 1977)
Dahl, Roald (1947). "The Mildenhall Treasure" in Saturday Evening Post (20 September): 20-21, 93-4, 96-7, 99

                                                                                                                                                  María Isabel Rodríguez López


[1] Como sucede, por ejemplo,  en las imágenes oceánicas de los mosaicos de Verulamium, Vienne, Tolosa, Withington o Dorchester. 

28 de octubre de 2012



Título
Neptuno y el caballo
Asunto
Triunfo de Neptuno
Atributos iconográficos
Corona, cetro, fusta, caballo y cortejo marino
Autor
Robinet Testard (iluminador)
Escuela
Francia
Período-Cronología
Primer tercio del siglo XVI
Soporte y técnica
Manuscrito iluminado Les Echecs amoreux: (folio 130)
Dimensiones

Localización (Institución, Colección)
París, Biblioteca Nacional (Ms. fr. 143)
ICONCLASS
92 H 1



Fuentes:
Himno Homérico 22,1
Descripción:
La ilustración de manuscritos había sido el principal vehículo a través del cual los dioses clásicos sobrevivieron en la imaginación de los artistas durante la Edad Media. Sin embargo, la época de Francisco I, con su especial énfasis en aspectos culturales, constituyó el verdadero Renacimiento  de la Antigüedad Clásica. Este manuscrito iluminado por Robinet Testard es elocuente testimonio de los parámetros simbólicos y estéticos que estuvieron vigentes en la Francia de entonces: ofrece un  “Triunfo de Neptuno” que formalmente es deudor de las formas medievales y que, desde el punto de vista conceptual, denota  amplio conocimiento de los mitos clásicos. 
La figura del dios marino se yergue sobre una enorme y torsa caracola de mar, de tonos azulados, que le sirve de embarcación. Va vestido como un rey francés y, como tal, lleva la cabeza coronada; en su mano izquierda ostenta un cetro de poder y en la derecha una fusta. Tras de sí, emergen de la superficie acuosa los heraldos de su reino, los peces, que hacen sonar estruendosas trompetas con sus bocas, anunciando la llegada de su Señor. Se trata de un extraño cortejo, una de las más singulares representaciones del thíasos marino de todos los tiempos: entre estas diferentes especies marinas hallamos un Ketos, un monstruo marino clásico y dos hermosas tritonisas (o sirenas músicas, según la tradición medieval) de cola única, que hacen sonar sendos instrumentos de viento (una trompeta recta y una trompeta deslizante). De una gruta abierta en el interior de un islote sale, veloz, un magnífico caballo blanco.
La iconografía de Neptuno que se muestra en este manuscrito carece de antecedentes clásicos, especialmente en lo que se refiere a sus ropajes principescos y no tanto en su actitud de “domador de caballos”. Su cortejo es, asimismo, excepcional, dado el protagonismo de la fauna marina real concebida de forma fantástica. Por su parte, las sirenas convienen a la iconografía característica de las postrimerías del siglo XV, tanto por su cabellera a la flamenca como por su anatomía (senos pequeños, cintura menuda y caderas y vientre abultado) o por el aspecto y la minuciosidad de su extremidad ictioforme. Podría pensarse que el artista, conocedor de la literatura antigua, no dispuso, en cambio, de ninguna imagen clásica de Neptuno y de su cortejo, mientras que las fuentes de inspiración icónica para las imágenes de las sirenas debieron de ser muy abundantes. 
Con sutileza, el artista ha equilibrado masas, colores y gestos en un intento deliberado de clasicismo. Resulta excepcional la calidad lumínica del conjunto en el que se atemperan las frías tonalidades azuladas del mar con los pigmentos cálidos de la tierra y los anaranjados horizontes.
Asimismo, es interesante señalar que la doble condición de domador de caballos y salvador de navíos, citada en el himno homérico a Posidón, había recobrado su vigencia, tras largos años de olvido, redescubiertas las fuentes literarias de origen y la belleza de la forma que las dio vida.
Observaciones:
Robinet Testard recibió el título de miniaturista en 1487. Trabajó entre 1484 y 1487 para el Conde Carlos de Angulema y para su esposa Luisa de Saboya y más tarde para el hijo de éstos, Francisco I, quien le asignó una pensión que el artista percibía todavía en 1523. Entre sus obras, de innegable valor destacan Les Epitres d´Ovide y Les Echecs amoreux, ambas en la Biblioteca Nacional de París.
Bibliografía:

D´Ancona, P. y Aeschlimann, E., Dictionnaire des minisaturistes du Moyen Age et de la Renaissance, Milán, 1949.
Pedraza, P. (trad.) , Hipnerotomachia Poliphili, [Venecia 1499], Valencia, 1981.
Rodríguez López, M.I., Posidón y el thíasos marino en el arte mediterráneo (desde sus orígenes hasta el siglo XVI), Madrid, 1993.
Rodríguez López, M.I., Mar y Mitología en las culturas mediterráneas, Madrid, 1999.
Rodríguez López, M.I:, “La música de las sirenas”, en Cuadernos de Arte e Iconografía, tomo XVI, n.32, 2007.
Seznec, J., Los dioses de la Antigüedad en la Edad Media y el Renacimiento (versión castellana de Juan Aranzadi), Madrid, 1987.


                                                                                                                                            María Isabel Rodríguez López