12 de marzo de 2013

Neptuno conduciendo a sus caballos marinos. Leonardo da Vinci



Título
Neptuno conduciendo a sus caballos marinos
Género/Asunto
Mitología Clásica/Dioses Olímpicos
Atributos iconográficos
Tridente e hipocampos
Autor
Leonardo da Vinci (1452-1519)
Escuela
Italia, Florencia
Período-Cronología
Circa 1504
Soporte y técnica
Dibujo a lápiz negro sobre papel
Dimensiones
25,1  x 39,2 cms.
Localización (Institución, Colección)
Inglaterra, Biblioteca Real del Castillo de Windsor  (RL 12570)
ICONCLASS
92 H 1


The Royal Collection © Her Majesty Queen Elizabeth II
Fuentes:
Himno Homérico 22,1; Virgilio, Eneida, I, 17 y ss.
Descripción:
Como otras tantas creaciones del genial artista, el Neptuno de Leonardo es obra única por su vigor plástico, conseguido apenas con unos pocos trazos, desiguales y muy dinámicos. Sus perfiles demuestran la preocupación del artista por los procesos de génesis, comienzo y desarrollo del movimiento, verdadera obsesión del pintor. Un rápido vistazo a este croquis nos confirma que Leonardo, con la airada figura de Neptuno y sus cuatro corceles marinos, procuró expresar la furia de las olas en su veloz andadura, como manifestación inequívoca del movimiento en toda su potencia. Según palabras del propio artista, extraídas de su Tratado de Pintura (1498) “la figura más loable es aquella que por su acción expresa la pasión que la anima”…Y Neptuno, con la energía contenida de unos musculosos brazos que empuñan, respectivamente, las riendas de los hipocampos y su tridente, es un personaje lleno de pasión, que expresa de forma prodigiosa la fuerza de su reino marino. Del mismo Tratado de Pintura hemos seleccionado unas palabras que bien pueden definir la figura del dios marino, como la del “hombre airado… con los cabellos encrespados, las cejas bajas y fruncidas, los dientes apretados y las comisuras de la boca arqueadas”.
También los caballos, aunque animales quiméricos, son la expresión de algunas ideas del maestro: “Cuando representes… algún donoso animal, recuerda que has de huir de todo aspecto leñoso, esto es: que se muevan con tal equilibrio y balanceo que no parezcan un trozo de madera. A quienes pretendas fingir fuertes, no los hagas tales, sino en el girar de su cabeza”. En los caballos de Neptuno, la sensación de balanceo es fácil y perfecta y el giro de sus cabezas –muy marcado en los situados a la derecha de la composición- muy expresivo. Precisamente es el balanceo ascensional de los caballos el pretexto que nos invita a mirar, como espectadores, a lo alto, hasta la mano de Neptuno; con ello, nuestra comprensión de la obra origina una forma cerrada, piramidal y clásica; el eje vertical de la misma, que  proporciona  estabilidad al conjunto, es el cuerpo del dios, cuya postura produce, al mismo tiempo, un rotundo giro sobre sí mismo.
Como se ha señalado a menudo, parece que la fuente de inspiración para esta composición  pudiera haber sido el relieve de un sarcófago, entonces en el exterior de la iglesia de Santa María in Aracoeli (Roma), hoy en el Vaticano. Sea como fuere, consideramos que a través de esta recreación personal del tema clásico, el interés primordial del artista Leonardo  fue indagar y experimentar con el movimiento y el dramatismo de las figuras, con su más íntimo pathos, como lo había hecho en otras tantas ocasiones.
Observaciones:
Sabemos por Giorgio Vasari (Vita di Leonardo, ed. 1550 y 1568)  que  el artista estuvo en Florencia entre 1500 y 1508. Junto a otras obras, el artista ejecutó un gran grabado con el dios del mar para su amigo Antonio Segni, maestro de la ceca vaticana. Añade el biógrafo florentino que dicho dibujo fue entregado a Giovanni Gaddio, por Fabio, hijo del artista, acompañado por el siguiente epigrama:
Pinxit Vergilius Neptunum: Pinxit Homerus
Dum maris undisoni per vada flectit equos.
Mente quidem vates illum conspexit uterque
Vincius ast oculis; jureque vincit eos.’
Dicha obra, muy celebrada durante el siglo XVI, ha desaparecido. Algunos autores señalan que el dibujo de la Colección Real de Windsor pudiera ser un diseño preparatorio para la  misma. Un gran dibujo de la Academia Carrara, en Bérgamo ha sido considerado, asimismo, como una copia parcial del diseño que Leonardo realizara para su amigo Segni. La inscripción autógrafa “abassa i chavalli” puede leerse en la parte superior del dibujo.

Bibliografía:

Gnaedinger, F., Zurich, Geometry in Art; John the Baptist © 1974 -2006 www.seshat.ch, fg(a)seshat.ch, fgn(a)bluemail.ch / provisional version in freestyle English .

Rodríguez López, M.I., Posidón y el thíasos marino en el arte mediterráneo (desde sus orígenes hasta el siglo XVI), Madrid, 1993.

Zollner, F., Nathan, J., Leonardo Da Vinci: The Complete Paintings and Drawings,  Berlín, 2003.

The Art of Italy. The Royal Collection in the Renaissance.



 María Isabel Rodríguez López