Título
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Sarcófago
romano
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Género/Asunto
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Océano como mascarón: tránsito del viaje al más allá
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Atributos iconográficos
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Pinzas de crustáceo, cabellera que forma el caudal,
barba y bigote formadas por algas
marinas
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Autor
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Anónimo
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Escuela
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Roma
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Período-Cronología
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Primera mitad del siglo III d.C.
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Soporte y técnica
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Sarcófago en
piedra decorado en relieve
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Dimensiones
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Localización (Institución, Colección)
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Roma,
Museo Capitolino
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ICONCLASS
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91B1127
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Fuentes:
Hesíodo, Teogonía,
133 y ss. y 337 y ss.; Ilíada, XIV,
210, 246, 302; XXIII, 205; Odisea,
XI, 13, 693 y XII, 1; Himno a Demeter,
418 y ss., Píndaro, V, 2 y Pítica,
IX,.14. Esquilo, Prometeo encadenado,
136 y ss., 793 y ss., Apolodoro, Biblioteca,
I, 1,3 y 2,2, Apolonio de Rodas, Argonaútica,
II, 1235, Diodoro Sículo, V, 66, Himnos
órficos 22 y 83.
Descripción:
En el ámbito de
la escultura funeraria romana destaca una nutrida serie de sarcófagos que se inició en el siglo II d.C. y que se
habría de prolongar hasta el siglo IV d.C.
Entre los asuntos elegidos en sus relieves, dichos sarcófagos presentan escenas relacionadas con el ámbito
marino, siendo el motivo más frecuente la máscara oceánica y otros seres de la
antigua mitología del mar (tritones, nereidas, icthyocentauros, erotes…). La personificación del Océano suele ocupar el
centro de la composición, como símbolo primordial a través de cuyo caudal, concebido como
pasaje simbólico, se desarrolla el viaje al más allá. En ocasiones, tal y como sucede en el ejemplo
elegido, las representaciones son tan explícitas como para incluir una
inscripción alusiva a dicho tránsito dentro de un clípeo, otras veces
sustituida por el retrato (individual o doble) del difunto o los difuntos.
En el frente
del sarcófago que mostramos dos centauros marinos de aspecto juvenil (con
timón y caracola respectivamente) sostienen el clípeo central en cuyo interior
puede leerse la inscripción PROMOTE
HABEAS (que tengas
ascenso) y una cruz latina. Y bajo dicho clípeo está la carátula oceánica: un rostro anciano y
expresivo, cuya abundante y ondulada cabellera se prolonga sinuosamente
formando el caudal acuoso en el que se apoyan el resto de las figuras de la
composición y en el que surgen diminutos delfines cabalgados por erotes. Como atributos característicos de esta personificación oceánica destacan las dos
fuertes pinzas de crustáceo que adornan sus sienes y las plantas acuáticas
(similares a las algas) que pueden vislumbrarse en su barba y bigote.
A ambos lados
de los icthyocentauros centrales se disponen varios personajes marinos: una
nereida que toca la cítara, otra nereida que acuna en sus manos a una pequeña
criatura y otro centauro marino ocupan
la zona izquierda del sarcófago, mientras en el lado opuesto una nereida
coqueta contempla su imagen en un espejo y otra de sus hermanas, acompañada por
dos pequeños erotes, se recuesta plácidamente sobre un toro marino de sinuosa
extremidad.
Simbólicamente, la representación obedece a tradiciones y
creencias ancestrales, según las cuales los seres míticos del mar y el propio
medio marino fueron los encargados y garantes de la transmigración del alma del
difunto al más allá. Y ese tránsito,
concebido ahora como viaje placentero, se acompaña de música y de escenas galantes
protagonizadas por criaturas marinas. Esta imagen, acompañada de sones musicales y en la que el idilio amoroso pasa a primer plano sirve,
en nuestra opinión, para reforzar la idea de un más allá feliz, de acuerdo con
la designación dada por los griegos de la Antigüedad: “Islas de los bienaventurados”
o “Campos Elíseos”. Los pequeños
erotes subrayan ese sentido erótico-amoroso como acompañantes de estos cortejos
marinos. El mar es sinómino de vida y de muerte: Alfa y Omega. Nada hay más
apropiado que el ancestral medio marino y sus míticas criaturas para transmitir
un mensaje de eternidad, y así lo debieron entender los artistas antiguos: el medio
Oceánico, seno donde surgió la vida misma, fueron expresiones icónicas de la vida después de la muerte, es decir, de la promesa de la Resurrección.
Observaciones:
Entre otras representaciones oceánicas interesantes que
decoran los frentes de sarcófagos romanos destacan el Océano (rodeado de toro y
león marino) del Sarcófago de la Colección Emilio
Batagliesi y el patético mascarón que muestra el Sarcófago del Palacio Aldobrandi,
acompañado por el idilio de tritones y nereidas.
Bibliografía:
Rumpf, A. (1969 : Die Meerwesen auf den antiken Sarkophagreliefs. Roma.
Rodríguez López, M.I. (1987) : Posidón y el thíasos marino en el Mediterráneo
Antiguo. Madrid.
María Isabel Rodríguez López
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