Mosaico pavimental polícromo de la villa romana de Materno. Carranque, Toledo.
Anónimo. Hacia 354 d.C.
Fuentes:
Hesíodo, Teogonía, 133 y ss. y 337 y ss.; Ilíada, XIV, 210, 246, 302; XXIII, 205; Odisea, XI, 13, 693 y XII, 1; Himno a Demeter, 418 y ss., Píndaro, V, 2 y Pítica, IX,.14. Esquilo, Prometeo encadenado, 136 y ss., 793 y ss., Apolodoro, Biblioteca, I, 1,3 y 2,2, Apolonio de Rodas, Argonaútica, II, 1235, Diodoro Sículo, V, 66, Himnos órficos 22 y 83.
Descripción:
Adaptado a un pavimento absidado que se abre en el pasillo del peristilo norte de la villa, frente al Oecus de ésta, se localiza el mosaico de Océano, una original y novedosa interpretación del prototipo iconográfico que tratamos. Como en sus modelos africanos, el mascarón del dios ocupa el semicírculo de un pequeño ninfeo, y su venerable rostro destaca sobre el fondo de teselas blancas.
El titán está rodeado de varias especies de animales marinos, reales y fantásticos, que se mueven con libertad a su alrededor dando la sensación de un acuario. También pueden distinguirse varias plantas acuáticas de movidos tallos, que completan la ambientación del conjunto. Habiéndose encontrado un desagüe en uno de los lados del estanque y observando que el pavimento posee un ligero desnivel que podría haber facilitado la eliminación del agua, se ha sugerido que contuviera agua, hecho que acrecentaría, sin duda, la impresión de ilusionismo.
Sobre las sienes, este Océano posee dos potentes pinzas de cangrejo, además de varios pares de extremidades de crustáceo y unas orejas de toro o vaca que le otorgan una apariencia inconfundible y fabulosa. Las orejas de bóvido fueron atributo iconográfico utilizado con relativa frecuencia en los Océanos de los mosaicos tunecinos, y su origen puede rastrearse en las representaciones más arcaicas del río Aqueloo (hijo, como todos los ríos, de Océano y Tethis) dadas en la cerámica griega; como atributo iconográfico, estos apéndices son un signo parlante de la fecundidad que se encierra en el abismo oceánico.
El dios posee rasgos amplios, ojos almendrados y nariz finamente diseñada. Su frente aparece arrugada como signo de ancianidad y el brillo de sus ojos grises destaca sobre su tez oscura. Tiene una faz serena, enmarcada por una copiosa cabellera plateada, cuyos resplandecientes bucles constituyen la imagen más significativa del propio medio oceánico. Esta cabellera se prolonga y crece, como si fuera el caudal oceánico, formando una extraordinaria y tupida barba de profundas ondulaciones, diseñadas con gran sabiduría. Tales ondas producen un efecto lumínico muy interesante y simulan un remolino acuoso, turbulento y recóndito. Su bello y expresivo rostro ha sido concebido frontalmente, con gravedad, como si de un ente religioso, mágico o catártico se tratara. Estilísticamente, tal concepción artística parece anticipar la estética que caracteriza al primer arte medieval cristiano.
Aunque la presencia del dios marino resulta muy apropiada en el contexto de un estanque, todo parece indicar que la figura encierra un profundo simbolismo. Algunos autores (Fernández Galiano y Sampedro Mendes) han apuntado que el programa iconográfico de los mosaicos de la villa es de carácter funerario, vinculados con el primer cristianismo y la idea de la Resurrección. No podemos olvidar que algunas de las divinidades marinas y entre ellas Océano, fueron iconos comunes en la decoración de los sarcófagos desde mediados del siglo III, como encargados y garantes del tránsito del alma al más allá (Rodríguez López).
Desde el punto de vista técnico este mosaico destaca por su fina factura, con teselas colocadas de diferentes formas, buena parte de ellas “en abanico”, procedimiento muy habitual en el siglo IV de nuestra Era.
Observaciones:
Gracias al descubrimiento fortuito de un mosaico, en 1983 comenzaron las excavaciones en el yacimiento arqueológico de Carranque. Tras largos años de trabajo, el sitio se ha puesto en valor como Parque Arqueológico. El un conjunto consta de varios edificios: - Edificio A o Palatium: en origen de carácter público; se trata de un edificio de representación de dueño de la villa, que con posterioridad pasó a ser un centro cultual. Edificio B o ”Mausoleo”: un lugar de enterramiento del dueño de la villa y su familia. Edificio C o “Casa de Materno”: una gran mansión que servía de vivienda. Y por último, en la cuenca izquierda del río, otros monumentos, los cubos de molino, estructuras hidráulicas, y parte de una posible segunda Villa.
Bibliografía:
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Carrasco Serrano, G. (ed.) (2008): La romanización en el territorio de Castilla-La Mancha, Cuenca.
fernández galiano, d., patón lorca, b., batalla carchenilla, c. mª. «Mosaicos de la villa de Carranque.», VI Coloquio Internacional sobre mosaico antiguo (Palencia-Mérida, Octubre 1990), 1994, pp. 322-324.
García Entero, V. (2004): «Algunos apuntes sobre el jardín doméstico en Hispania», An Murcia 19-20: 55-70.
López Monteagudo, G. (1997): «Personificaciones alegóricas en mosaicos del Oriente y de Hispania: la representación de conceptos abstractos», La tradición en la Antigüedad tardía, Antig. Crist. XIV : 335-361.
Patón Lorca, B. (1992): « La Villa de Carranque: arquitectura y mosaico», Revista de arqueología, Nº 129, 1992: 30-39.
Rodríguez López, M. I. (1993): Posidón y el thíasos marino en el arte mediterráneo (desde sus orígenes hasta el siglo XVI). Madrid, UCM.
San Pedro Mendes, M. I. «Parque arqueológico de Carranque, Toledo», en http://www.uam.es/personal_pdi/filoyletras/afuen/trabajos/castilla_la_mancha/Sampedro%20Mendes,%20Maria%20Isabel%20-%20carranque.pdf
María Isabel Rodríguez López
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