1 de febrero de 2011

La Catábasis de Orfeo en un relieve


La Catábasis de Orfeo fue un tema que se puso de moda en el siglo IV a.C., tanto para decorar los vasos cerámicos que formaron parte de ajuares funerarios, como para la ornamentación de  estelas funerarias. Orfeo descendió al inframundo y con el poder encantador de su música consiguió ablandar los corazones de Hades y Perséfone, quienes consintieron el retorno de Eurídice con la sola condición de que él no volviera hacia ella su mirada. Orfeo representa, simbólicamente, el concepto de amor como liberación y  su figura es, por encima de todo,  garantía de la vida en el más allá. La música unida al amor forma en este mito la más inconmensurable de las  fuerzas del Universo, capaz de vencer a la misma muerte. El mito confirma la idea de que los muertos no vuelven a la vida, pero también, que el sufrimiento por la pérdida de un ser querido puede producir en sus más allegados la sensación huidiza y fugaz de que éste sigue junto a ellos, como si se tratara de un espejismo o visión interna.  La imagen de Eurídice, inasible, desvaneciéndose para siempre en el Hades, tal y como la han recreado los artistas de todos los tiempos, podría ser entendida de este modo. Además, como tema funerario, el mito de Orfeo  liberando a Eurídice era un asunto muy apropiado para una clientela que ansiaba la inmortalidad del alma, a través del Orfismo.

En un conocido relieve de época augustea procedente de Torre del Greco (Museo Nacional de Nápoles), inspirado en un monumento funerario ateniense de finales del  siglo V a.C. ,  el  cantor tracio (identificado por su gorro  y por la lira que sostiene en su mano izquierda) no puede superar la condición impuesta por los dioses infernales y se vuelve hacia su amada, a quien Hermes  toma de la mano para conducirla por segunda vez, ya irremediablemente, al mundo de las sombras: cabizbajos, los amantes entrecruzan su última mirada y enlazan sus manos con dolor, sin apenas rozarse. De este modo, la historia que nos trasmite la narración mitológica[3] quedaba concebida y representada por el artista en clave cotidiana, como si fuera una escena de despedida,  la fórmula más  habitual en  relieves funerarios.

©María Isabel Rodríguez López

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